sábado, 13 de junio de 2015

¿Es dañina la masturbación?

Por Dra. Anabel Ochoa
Si te agarras un pellizco si hace daño desde luego, pero como es algo que haces tu solito, es mejor que tengas cuidado porque no habrá a quién echarle la culpa.
La masturbación (Lat. Manus=mano + sruprare= profanar) , el llamado “placer solitario” de acariciar tu propio cuerpo para darte placer sexual, es de las prácticas que más se han satanizado, generando verdaderos problemas psicológicos por la culpa. Y todo a base de mitos y mentiras que si te crecen pelos en la mano, que si te seca la médula, que te quedas enano, estéril, ciego, que serás calvo, que terminas impotente, que te llenarás de granos, que da reuma, debilidad de carácter, etc., etc., De ser así, solo habría manos peludas en nuestro medio y, la verdad, no hemos vista ni una.
Resulta que existía una especie de pensamiento mágico en el que se creía que en la eyaculación salían directamente los hijos diminutos y no espermatozoides (¡cuántos hijos muertos en el pañuelo o la servilleta!) De ahí viene sobre todo la confusión de que a la masturbación se le llame “onanismo”, a cuenta del personaje bíblico Onán, que fue obligado a casarse con la viuda de su hermano y para no embarazarla, terminaba eyaculando en el suelo al hacer el amor con ella y por esto fue condenado. Nada que ver con la masturbación, si no que más bien Onán sería en todo caso el padre del “coito interrumpido”, pero así se escribe la historia. Independientemente de morales que censuren las masturbación, la sexología moderna encuentra incluso grandes ventajas a esta práctica en algunas situaciones, y se emplea como ejercicio en muchas terapias sexuales de frigidez, impotencia, eyaculación precoz, disfunción sexual, de la pareja, etc.Desde luego es “sexo seguro” (claro con la manita limpia y sin utilizar juguetes contaminados).
La masturbación permite conocer el cuerpo a hombres y mujeres, sus formas de reacción y en épocas como la adolescencia supone un particular desahogo en momentos en los que se está en condiciones de relacionarse con alguien, pero las hormonas hacer hervir la sangre.
A la mujer le permitirá conocer bien su clítoris (el gran ignorado), facilitando su capacidad para alcanzar el orgasmo, y al hombre tal vez entrenarse en retardar la eyaculación, aprendiendo a detectar cuándo llega. En pareja la masturbación mutua es una práctica de sexo seguro y una variante del sexo erótico.
El informe Kinsey de la década de los cincuentas reflejaba que el 92% de los hombres y el 62% de las mujeres se habían masturbado alguna vez, pero las damas fueron en aumento al adquirir conciencia de su propia sexualidad, y en el informe Hite de los años ochenta llegaban al 82%.
La forma más frecuente  en los hombres es con la mano, aunque el juego erótico dar rienda suelta a un montón de variantes, entre las piernas de la pareja (coito interfemoral), entre su axila, entre los pechos de la compañera (“cubana”), con el sexo oral desde luego, con juguetes, o más perversamente con el froterismo (frotándose con la ropa o con los cuerpos ajenos en los transportes públicos).

En la mujer el frotamiento manual es frecuente junto con juguetes y otros ingenios (cepillo de dientes eléctrico, chorros de agua, etc.,). Como en todas las demás conductas humanas, el exceso es preocupante, y si la persona deja de realizar otras actividades y ocupa obsesivamente  su tiempo en masturbarse como chango una y otra vez, entonces sí precisa ayuda terapéutica –no sexual—porque es síntoma de neurosis. Lo mismo pasará cuando este “autoerotismo” sustituye definitivamente a la relación con otra persona o  “aloerotismo” (allos=otro). Además de los términos vistos, son también sinónimo de masturbación: Autoestimulacion, manustupración, práctica solitaria, ipsación (ipse=él mismo), y cientos de términos populares (chaqueta, paja, pera, puñeta, manuela, jalarle el pescuezo al ganso, solitario) que dependen ya de cada cultura.

FUENTE:
LIBRO:                      “Respuestas para vivir una sexualidad inteligente y segura”
AUTOR:                     Dra. Anabel Ochoa
EDITORIAL:              Selector, S.A. de C.V.

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