lunes, 17 de agosto de 2015

Los mitos sobre la sexualidad: Todas esas mentiras que todavía creemos

Por: Dra. Anabel Ochoa
La palabra “mito” tiene hoy en día una connotación negativa de cuento, de engaño. Cuando dices: ¡eso es un mito! de plano lo estás despreciando por falso. Pero no siempre fue así.
Los mitos originalmente son leyendas que se transmiten verbalmente generación tras generación, que tratan de enseñar en un cuento de hadas las verdades de la vida para darte buenos consejos. Se trata de un conjunto de narraciones y leyendas sobre el origen del mundo, del hombre y los dioses, de los avatares al interactuar todo ellos.

Para Malinowsky: “No es una explicación que satisfaga un interés científico, sino la resurrección de una realidad primitiva mediante el relato para satisfacción de profundas necesidades religiosas, aspiraciones morales, convenciones sociales y reivindicaciones; inclusive para cumplimiento de exigencias prácticas.”

Así, el mito griego de Edipo es retomado por Freud para explicar el amor sexual de un hijo por su madre; el de Electra para la niña con el padre y el incesto; el de Brunilda para quien adora al amante y luego lo desprecia tras usarlo; el de Hércules como metáfora de la fuerza física; el de Narciso para explicar la egolatría de quien se enamora de sí mismo; el de Caín para expresar la envidia y los celos. Ya más cerca en la historia, cuentos como Caperucita roja alertan a las niñas de no dejarse engañar por extraños y simboliza el abuso infantil, lo mismo que Pedro y el lobo advierte sobre las consecuencias de la mentira, o Blanca nieves que nos cuenta del peligro de una madrastra envidiosa y nos introduce al despertar sexual con el beso del príncipe.

Pero ello no evita que en el presente la palabra “mito” suponga también algo nefasto, una versión que desfigura lo real, que exagera desde el desconocimiento y da la apariencia de ser lo que no es. De hecho, el mito es también un invento de los humanos cuando trataban de hacer explicable lo que no se explicaban, una manera de tranquilizarse y de poder responder a los niños unas preguntas tremendas que los dejaban mudos. Por ello “mito” puede sonar lógicamente a cuento en vez de a sabiduría, suena a mentira fabulada, a versión impregnada por los resabios de nuestros ancestros que resulta obsoleta hoy en día, por falta de actualización, por hablar de un mundo que no es éste. De esta manera acaba resultando dañino en vez de útil. Esto último es particularmente comprobable en el terreno de la sexualidad.
Parece que lo humano evoluciona vertiginosamente en ciencia y tecnología, pero se congeló en su sabiduría sexual, se ocultó y silenció tanto tiempo que no progresamos con información buena, clara, completa y veraz. Ante este vacío, cada vez que te preguntas algo relacionado con tu sexualidad, la única respuesta son los mitos, que ahora sí resultan explicaciones parcas, inadecuadas o mentirosas la mayoría de las veces. 

¿Mito..?
Mito es que una mujer tenga que ser virgen e inexperta, al tiempo que el hombre debe ser experto. 
Mito es que una mujer que no es virgen ya no valga nada, que diga “fracasé” si se embaraza o que piense que ya no es mujer al llegar la menopausia. 
Mito es que un hombre pierda su virilidad si es tierno y se ocupa de su hogar; mito es que una mujer deje de serlo si trabaja, si toma decisiones, si es independiente o autosuficiente. 
Mito es que el varón necesite obligatoriamente varias hembras y no pueda ser fiel por naturaleza. 
Mito es que una mujer en menstruación no pueda cocinar o hacer el amor. 
Mito es que llamen a alguien “mandilón” o acusarlo de que “ya no eres hombre” si no se le para el pene. 
Mito es que una mujer sin pareja lleve el rótulo de “dejada” cuando quizá no le interesa esta opción. 
Mito es que alguien te golpee, te humille o te someta porque dice que te ama y cree que tiene derecho a ello. 
Mito es creer que existen las frígidas cuando se confunden con la falta de conocimiento del erotismo humano de las hembras. 
Mito es decir que con el condón no se siente nada. 
Mito es pensar que los niños son tontos y que serán más castos si les ocultas la sexualidad que les pertenece. 
Mito es estar convencido de que tienen que pagar siempre los hombres. 
Mito es la idea de que puedes golpear a un niño o una niña porque es tuyo. 
Mito es opinar que lo femenino es pasivo y débil, lo masculino fuerte y violento por naturaleza. 
Mito es alucinar que un homosexual o una lesbiana no tienen derechos humanos iguales a los tuyos. 
Mito es asegurar que los ancianos no deben tener sexo. 
Mito es que el tamaño del pene tiene algo que ver con ser feliz. 
Mito es que la masturbación sea peligrosa y te llene de taras.
Mito son las edades obligadas de él y ella en una pareja.
Mito es la moda y los ídolos. 
Mito es que las minorías sean perversas. 
Mito es... todo lo que te aclaramos en este libro [blog de desnudo total sin prejuicios y del sitio en FB Voces desde la intimidad]…y mucho más, en realidad cualquier versión de la sexualidad humana que te refieran los "cuates" mal informados, las vecinas sabihondas, los compadres confundidos y las comadres cotorras.


No permitas ser dominado por semejantes cuentos porque así nunca podrás gobernar tu vida real. El desconocimiento sólo patrocina desastres. La falsa información es doblemente dañina porque ocupa un lugar que crees resuelto en vez de buscar respuestas propias. 
Cuando tengas incógnitas, pregunta a las personas adecuadas, a los especialistas en vez de a los “expertos del barrio”.

Fuente:
Libro:    "Mitos y realidades del sexo joven"
Autor:    Dra. Anabel Ochoa

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