lunes, 7 de diciembre de 2015

Soy calenturiento, homofóbico y machista

De los casos de la Doctora

Soy calenturiento, homofóbico y machista.
Arnoldo, contador, 32 años, D.F.
La verdad doctora, que esta carta no sé si es para presumir o para pedir ayuda, aún no lo tengo claro, pero desde luego quiero contarle algunas cosas. Yo fui educado como macho, pero eso no quiere decir como monstruo si no que así se ha venido educando tradicionalmente a los hombres. Es decir, que yo soy gentil con las damas, asumo los gastos, las protejo, pero desde luego que mi voz vale más que la suya ¿Por qué vamos a serlo de pronto? Lo que pasa ahora es que el mundo está revuelto del revés, lo que era negro ahora es blanco y lo que estaba arriba ahora queda abajo. Mi novia se niega obedecerme, sus amigas me acusan de lo peor porque no quiero que trabaje ni estudie, para eso estoy yo, para mantenerla, para hacerla mi esposa y que no se tenga que preocupar por nada. Comprendo que haya mujeres pobres que lo necesitan, pero no es el caso. Tampoco me obedece en el tipo de ropa que usa, lleva minifaldas y yo quedo en ridículo. En el sexo es aún peor porque dice que no siente placer conmigo, que antes lo simulaba, pero que se cansó de fingir, que no le hago caricias previas. La verdad doctora que a veces me pongo a cien, y cuando llegamos a la cama no me la voy a pasar diciéndolo tonterías al oído y perdiendo el tiempo, voy a lo que voy, y no creo que eso sea un delito. Tampoco le gusta que pase tiempo con mis amigos ¿Qué quiere, que lo pase con las viejas como maricón? Eso que lo haga ella, que total para hablar de las idioteces que hablan no necesita más compañía. El mundo de las mujeres es muy simple, y el nuestro es más complejo, las cosas como son. Ahora acaba de romper conmigo, porque según ella soy nada menos que un calenturiento, homofóbico y machista ¿Qué le parece? Calenturiento si, y ni quien me lo quite porque estoy bien orgulloso de no ser impotente. Homofóbico es la palabrita de moda porque no soporto a los maricones que tiene ella por amigos, me pongo muy nervioso al tenerlos cerca. Y machista, pues no creo que sea un defecto, peor sería ser feminista, digo yo. Ya sé que usted es de las que les pega duro a los hombres con estos asuntos, pero me parece que las cosas en estos tiempos ya están saliendo de madre con tanta igualdad, y de seguir así no vamos a saber quién es Juan y quien es Juana ¿No será mejor cada uno en su papel y todos felices como lo éramos hasta ahora sin tanto pancho?

La Dra le respondió….
Pobrecito Arnoldo. Fuiste educado para un mundo que ya no existe, como les pasa en este momento a muchos machos. Las cosas mutaron velozmente, más rápido que nunca, y te agarró dormido el proceso sin avisarte. Las mujeres han cambiado y con ello el mundo entero. Como hombre te quedan dos opciones “o te aclimatas o te actimueres”. Pero no te sientas agredido, simplemente bájale un poco a la prepotencia que te asiste y razonemos, te prometo que el resultado es positivo para ti y no al contario. 
El machismo fue una estructura útil en el pasado de hombres cazadores y mujeres paridoras permanentemente, pero no ahora, y aun así, siempre fue injusto, mejor no lo defiendas. Por supuesto que un hombre y una mujer son distintos, sin duda. Pero son distintos biológicamente, y sin embargo ambos son igualmente seres humanos y por ello tienen los mismos derechos socialmente, no hay que confundir las cosas. Todo aquello que se realice con los ovarios, con la vulva, la matriz, las trompas o las mamas, desde luego será tarea femenina, y que yo sepa nadie te está pidiendo que te embaraces, que menstrúes ni que amamantes a un chiquillo. Paralelamente, todo aquello que se haga con el pene o los testículos será tarea masculina, ni modo que se lo vayamos a exigir a las mujeres. Pero todo lo demás, lo que se haga con el cerebro, con la inteligencia o la voluntad, con el pensamiento, con el carácter o la personalidad, todo ello lo pueden hacer ambos, de la manera  que cada uno personalmente elija como parte de sus derechos humanos, no de los derechos del pene que ésos –que yo sepa—no aparecen en ninguna Carta Magna de cultura antigua, salvo en los fanáticos religiosos que se inventan ese tipo de discriminaciones como divinas.
Una mujer actual no necesita una bestia protectora que la traiga comida porque igual prefiere gestionarla ella misma a fin de cuentas de seguro les saldrá más barato. Una mujer estudia o trabaja no solo por pobreza sino por realizarse como persona, por ser independiente y no pagar con la carne los favores del alimento, para no ser esclava de quien la mantiene, o estudia porque quiere saber más allá de lo que le dicta tu hermoso cerebro de chango evolucionado. Una mujer tiene  perfecto derecho al placer sexual y el erotismo es cosa de dos, y si no cuentas con ella pues entonces mejor te frotas con una muñeca inchable que no protesta ni reclama, no necesitas para eso malgastar un ser humano para “chaquetear” con cuerpo ajeno. Una mujer no tiene porque “obedecerte” como dices porque no es una esclava que compraste en el mercado, ni un objeto que no opina, ni un ciudadano de segunda categoría; podrás llegar con ella a acuerdos, pero no darle órdenes porque no es una niña menor de edad ni una retrasada mental bajo tu custodia. Si me dices que cuando ella se pone minifalda tú haces el ridículo, entonces es que el complejo lo llevas dentro, y eso no se cura interviniendo sobre la otra persona sino sobre no mismo: de otra manera tu podrás estar orgulloso de que ella vaya muy atractiva y que todos te envidien por ser su hombre en lugar de compadecerte ¿o no? Si nos ponemos así, también te podría decir que ella sí que hace el ridículo al tener un novio con tus ideas, o con tu panza, o con tu corbata ¿Verdad que no sería justo?.
No te preocupes, que la igualdad de derechos no va a  hacer que nos confundamos no sabiendo quién es hombre o mujer ¿o también te sueles confundir en esto? Examínalo y tal vez aclares muchos de tus temores homofóbicos. La igualdad de derechos es un estado saludable y justo, también para ti, porque en vez de esclava obtendrás una compañera que será tu perfecta aliada en todo momento y que ni siquiera te exigirá tanto como te estás exigiendo tú mismo a otros jugando al macho de redentor. Podrás ser más humano, también débil a veces, ¡cómo no! Y ella tendrá su lugar de persona con lo cual te dignificas al dárselo en vez del rol esclavista de impedirlo. Sólo el débil es tirano.

Prueba un cambio, te va a gustar, de veras ¡Ah! Y por cierto, hasta ahora no éramos todos felices cada uno en su papel, porque ni era tu papel la prepotencia ni el de la mujer la obediencia, de hecho nos iba como en feria y la historia es un fracaso de parejas y de familias. Al intentar variar los roles sólo nos puede ir mejor, peor es imposible, sé sincero y mira a tu alrededor.

Fuente: Revista Desnudarse de la Dra. Anabel Ochoa

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