Por: Octavio Morales Torres*
Quien no recuerda la época de estudiantes, especialmente
cuando estábamos en la secundaria. Esas idas de pinta, esos primeros noviazgos,
esas llegadas a casa después de la hora que nos señalaban para volver, ese peso
que siempre faltaba para disparar algo a los cuates, esas amigas cómplices y
confidentes; en fín son muchos los recuerdos y más aún las vivencias.
En esta ocasión vamos de detenernos un poco para hablar de esos niños con cuerpo de adulto, de aquellos seres que están en búsqueda de una identidad de ellos, que tienen la suficiente valentía para desafiar a sus padres y al mundo, con una grave sensibilidad para sentir el amor hasta su máxima expresión siendo l@s protagonistas de las películas más románticas que se puedan imaginar. Efectivamente nos estamos refiriendo a los y a las adolescentes, a éstas personas que en un abrir y cerrar de ojos cambiaron radicalmente desde su forma de ser hasta su cuerpo; de los cuales apenas nos estábamos acostumbrando a mirar cuando niños, cuando frente a nuestros ojos ya son otr@s totalmente.
Hay ocasiones en las que no sabemos que hacer con ell@s, su
rebeldía es constante, tienen un humor de los mil demonios, y tal pareciera que
comen zorrillo y no le quitan la cola, pues sus olores corporales ser muy
penetrantes. Son muchas cosas de las cuales no alcanzamos a comprender. Y ahí
es donde está el detalle, precisamente en que ni siquiera los adultos con más
experiencia, inteligencia y la autoridad podemos comprender una etapa realmente
difícil, mucho menos l@s chav@s que están sufriendo, y claro que la sufren,
pues son numerosas etapas por las que atraviesan. Primero físicamente, su cuerpo
comienza una transformación enorme, su organismo está en constante cambio por
dentro y por fuera en la que el niño se transforma en adulto; sus huesos
comienzan a crecer de manera evidente; las manos, las piernas, las caderas, los
pechos, la nariz, los pies y no se diga sus órganos sexuales. Parecen un
mutante armado de diferentes cuerpos. De ahí que muchas veces los veamos como
atontados, apesadumbrados como si llevarán un gran carga a cuestas, y es que en
realidad la llevan, el incrementarse el volumen de sus huesos y músculos. La voz
se hace chillona y los gallos de repente se escapan haciéndoles sentir cierta
inseguridad al hablar.
Hay que aceptar los cambios como vengan y no es fácil
hacerlo en muchas de las veces, no resultan como los esterotipos de belleza lo
señalan. Hay que elegir ropa, accesorios y
hasta la nueva forma de peinarse, llegándoles apenar incluso el caminar
jorobados, o tener rasgos de adultos. Parece que se preguntan cómo es que nos
ocurrió semejante cosa si no hicieron nada para merecerlo.
Se encuentran ensimismados , a veces distantes, como si
buscan algo hacia su interior sin encontrarlo. Se sienten inadaptados pues ya
no son niños y tampoco son adultos, se encuentran en una etapa de transición en
la que están asimilando la transformación de su cuerpo. Es como cuando sufrimos
una operación que cambia totalmente nuestro organismo y la recuperación es
lenta y a veces dolorosa. Se da retraimiento, mal humor que mantienen al joven
en constante inestabilidad como si nadie los comprendiese, como si todos l@s quisieran
atacar y sus padres, que antes se encargaban de ellos, ahora les exigen algo
que todavía no comprenden: “Comportarse a la altura de la edad”. Pero en cual
edad de encuentran, lo llegan a saber por conteo de sus años más no porque así
lo sientan. Sienten que no caben en ninguna parte y los únicos que los
comprenden son l@s amig@s por los cuales pueden dar la vida, con ell@s se
reúnen y comparten sus sentimientos y sus puntos de vista, y es aquí donde se
encuentran los amig@s para toda la vida. Son personas con todas las capacidades
físicas, mentales, afectivas y sociales de los adultos, pero su principal
problema es la falta de experiencia, siendo esto lo que los hace aislarse y
formar sus propios núcleos en los que buscan encontrarse, identificarse y
reencontrarse a sí mism@s; por eso, también la importancia de los ídolos que
persiguen por todas partes. Como es entonces posible que les exijamos mayor
atención en sus estudios, mantener el orden su habitación, no comportarse como
sus amigos que son una mala influencia, seguir el ejemplo del hermano o hermana
mayor, que sepan comportarse en sociedad, ante sus intentos nos reímos de ell@s
y hasta los ridiculizamos. Les pedimos conducta de adultos cuando como adultos
no sabemos realmente darles el ejemplo y siempre en los regaños la salida de
nuestra parte es “porque soy tu madre/padre y yo sé lo que te conviene”,
siempre echándoles en cara lo que hemos hecho por él o ella, cuando no te han
pedido hacer nada.
¿Por qué no detenernos a pensar un poco cómo nosotr@s nos
sentíamos en esas edades y las soluciones a las que recurríamos. Y sobre todo
cómo te sentías cuando recibías un regaño, una amenaza o lo peor, un golpe. Necesitaste
apoyo, comprensión, orientación, identificación con tus ideales y sueños, los
cuales quizás aún hoy te sostienen. Cuantas de las reglas que imponemos somos
capaces de llevarlas a cabo, incluso como ciudadanos ¿O es por el simple hecho
de que somos adult@s podemos equivocarnos y cometer todas las faltas que senos
antojen. Pero recuerda cómo te sientes frente a tu jefe o a alguien que
representa autoridad y te está vigilando cada movimiento que realizas.
Otra situación que suele ocurrir es la bendita cuestión
sexual. Cómo hacerle con la menstruación que va a ser cotidiana, tener una
limpieza, hay que usar ropa nueva ¿y la toalla sanitaria cómo se usa? Y además,
cómo esto va influir en el estado de ánimo. Cómo hacerle con esas erecciones
repentinas o las sábanas húmedas por la mañana, ¿cómo explicarlo? Cómo decir
que ya empieza a interesar la chica o el chico. Cómo afrontar la cara llena de
barros si necesito verme bien. Como controlar ese nacer al sexo de una manera
garrafal y que el autoerotismo (masturbación) no es suficiente, y no hay como
saciarlo, cómo hacerle para cuidarme y no tener hijos. Parece que el sexo está
lleno de miedos y amenazas más que de todo aquello que siento y puede ser
padrísimo. Y ni se diga si llego a sentir atracción por gente de mismo sexo, ¡Se
acaba el mundo! Cómo hacerle para iniciar una vida propiamente sexual sin tanta
bronca, cómo entrarle a un mundo que los adultos no han podido resolver y que
me ha heredado así tal cual.
Como adult@s cuántas veces nos hemos detenido a platicar de
lo que implican las relaciones sexuales, como protegerse, cómo disfrutarlas sin
miedos, que no es importante el tamaño de los pechos o el pene y que no es
obligatorio realizar algo que no sientes y no quieres hacer; que tu cuerpo te
pertenece y sólo tu sabes con quien compartirlo, que vales por lo que eres y no
por lo que digan los demás. Que la sexualidad no sólo son relaciones de
penetración, que involucran además afectos, emociones, también relaciones
intensas, de cercanía con alguien que elijan y les corresponda, que tienen
derecho a vivirlas como deseen asumiendo sus propias responsabilidades como
personas. Si evitamos el tema, no vamos a resolver nada ni los vamos a proteger
de los peligros reales que existen allá afuera, de esa comercialización que
juega con su sexualidad y les hace creer que el sexo no conlleva ninguna
responsabilidad.
Es mejor afrontar las cosas desde ahora y no lamentarnos
después de lo que pudimos hacer y no lo hicimos. Por qué nos acercarnos hoy que
sus sentimientos son más abiertos que nunca, para darles confianza sobre su
cuerpo, por qué no ayudarles o por lo menos hacerles sentir que estamos cerca
de ellos, como padre, como madre. Ten por seguro que será algo que él o ella
nunca olvidarán, pues les estarás dando fortaleza para afrontar una etapa realmente
difícil. Acércate , hazle sentir tu cercanía y apoyo, hazle saber que lo/la
quieres y que tu único afán es el de hacerle menos difícil su transitar, que
puede contar contigo cuando lo necesite; que hay actividades que te ayudarán a
sentirse mejor y lo pueden hacer. Pero por favor no se lo quieras cobrar
después.
Agarra la onda, para que te agarren la onda. Resulta más
sencillo afrontar las experiencias de la vida entre dos que uno sólo; y además
te brindará una recompensa maravillosa, la experiencia de vivir a través de una
persona que inicia, nuevamente tu juventud, dando aquello que te hubiera
gustado tener de tus padres podrás comunicar al chav@s que no hay reglas para
ser tomadas al píe de la letra de cómo ser un adulto, que la etapa que están
viviendo es realmente hermosa, que deben disfrutarla como es, que los problemas
de sus padres no son de ellos y no tienen porque cargar broncas ajenas, que lo
que hagan en este momento se reflejará mas adelante, que sí no viven hoy su
tiempo lo querrán hacer cuando ya no se puede, que ell@s son responsables de
sus decisiones, de su cuerpo, sus emociones y sentimientos. Ábrete y enriquece
tu interior otorgándote la oportunidad de acercarte a quien realmente quieres,
no te niegues la oportunidad de crecer también como padre o adulto.
*Octavio
Morales Torres, sexólogo y educador.
Fuente:
Revista Desnudarse de la Dra Anabel ochoa; la cual ya no está en circulación.
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