Y
eso no es todo. Hay trisexuales, que son los que han probado –al menos una
vez—de todo. Pero vamos por partes, porque en estos tiempos de respeto a la
pluralidad y a lo diverso de la orientación sexual humana, es mejor tener las
ideas claras y adquirir lenguaje al respecto.
La
palabra homosexual es la que más confusión produce, y ello es porque la raíz
homo existe tanto en latín (significa:
“Hombre”) como en griego (significa: “Igual, idéntico”). Hay que saber que en
el caso de la homosexualidad, la palabra que usamos es griega, por tanto
significa “atracción sexual hacia las personas de tu mismo sexo”, y tan
homosexual será un hombre que se empareja con hombres, como una mujer que lo
hace con mujeres (lesbiana).
Gay
es el homosexual orgulloso de serlo. El homosexual como tal, sino hay otros
ingredientes, no tiene por qué ser forzosamente afeminado (aunque puede serlo),
ni presentar alteración alguna de su masculinidad o femineidad. Paralelamente ,
la mayoría de la población se dice que es heterosexual (Hetero=Diferente) porque se empareja con gente de sexo diferente al
suyo: Hombres con mujeres, y mujeres con hombres.
Bisexual,
se la llama así, a la persona que se siente atraída sexualmente tanto por la
gente de su mismo sexo como por el contrario; hombres con hombres y/o mujeres,
y viceversa. El Bisexual es difícilmente entendido por todos los bandos, para
los gays es un homosexual que no se decide o un traidor a la causa, para los
heterosexuales es un hombre equivocado o un gay de clóset; tal vez por ello el
tema de los bisexuales de los noventas es: Ser “Bi” es ser más, no menos, y hay
incluso teóricos que sostienen que, si no existiera una educación represiva,
todos los humanos somos potencialmente bisexuales. De hecho hay también
bisexuales circunstanciales, como los periodos de homosexualidad que sostienen
algunas personas heterosexuales en las cárceles, internados, ejército, etc.
(homosexualidad periférica), que son temporales y al terminar el encierro
regresan a su orientación sexual anterior.
El
travesti (lat. Trans = del otro lado +
vestitus = vestido) es el que se viste de mujer, o mujer que se viste de
hombre). Esto es muy relativo culturalmente porque ahora mismo el hombre puede
adornarse con símbolos (aretes, cabello largo, cosmética, etc.,) que hasta hace
poco eran de mujeres, y a la mujer por supuesto puede adquirir una estética o
travesti. Pero hay travestis homosexuales y otros que son heterosexuales, por
lo que es un fetichismo que no implica necesariamente la preferencia sexual.
Un
transexual (sexual del otro lado) es alguien que se siente de otro sexo
distinto al que tiene, que te diría que está viviendo en un cuerpo equivocado,
que se sabe hombre en su fuero interno aunque todos digan que nació mujer, o al
revés. Intentará consolarse en el travestismo, otras veces buscará la cirugía
para cambiar definitivamente de sexo, y si puede de identidad legal. Pionero de
los transexuales fue el norteamericano George Jorgensen, que en 1952, se
convirtió absolutamente en Miss Christine Jorgensen. Ante los ojos del mundo el
transexual parecerá simplemente como un homosexual porque le van atraer las
personas de su mismo sexo; pero no es cierto, porque él siente del sexo
contrario y su fantasía es realmente heterosexual y no gay. El homosexual
reafirma sus caracteres sexuales, mientras que el transexual los rechaza. Hará
todo lo posible por deshacerse de ellos, con la ropa, con el nombre, con la
conducta, inyectándose hormonas.
Las
cirugías de cambio de sexo rara vez salen bien si son completas. Cualquier
“carnicero” hace verdaderas averías por ahí, transformando las bolsas de los
testículos en labios mayores, ensartando un aro entre ellos que haga de vagina,
haciendo un bonsaí del pene para dejarlo en puntita de clítoris (o amputando de
plano). Se han logrado maravillas si sólo fueran para hacer fotos, pero
funcionalmente a veces se condena a la frigidez absoluta junto a la impotencia
decidida. Además de una buena cirugía, un proceso así necesita de terapia
psicológica especializada, mínimo de un año antes de tomar la decisión. Porque
la personalidad será lo principal en adaptarse, más que las formas.
El
transexual tiende a confundirse con el transgénero, muy parecido pero no
exacto, ya que aquí la persona tratará de experimentar el rol social del otro
género, imitándolo en todo (también con el travestismo), pero no pone en juego
su identidad física bajo el parapeto ni persigue la transformación corporal en
lo último.
Muy
distinto el hermafrodita. Aquí hay una
confusión genética, no psicológica, y tiene –físicamente y de
nacimiento—elementos de los dos sexos revueltos en su cuerpo, en múltiples
variantes (testículos y ovarios, pene y vagina, un clítoris largo que casi es
un pene, senos y pene, etc.,) que son los llamados “estados intersexuales”. El
nombre de Hermafrodita viene de Hermaphroditos,
hijo de Hermes y Afrodita en la mitología griega, que heredó los dos sexos de
sus padres.
Un
hermafrodita es lo mismo que un andrógino (andrós
= hombre + gyne = mujer), pero no lo confundas con loas “andrógenos” porque
estos son las hormonas masculinas. La cultura actual tiende hacia un cierto
hermafroditismo psicológico, que no es enfermizo sino al contrario, intentando
que la mujer puede desarrollar su parte masculina que también tiene (el animus
de Jung, el valor), existiendo en el mundo exterior (trabajo decisiones,
cultura, poder, dinero, etc), y que el hombre desarrolle su parte femenina (del
ánima de Jung, el alma), para crecer en el mundo interior (casa, hijos,
sensibilidad, hogar, etc.).
El
llamado sexo neutro es un nuevo concepto que se maneja mundialmente por
internet, son personas que están hartas de sus caracteres sexuales, de tener
que ser hombres o mujeres, y prefieren vivir simplemente como seres sin
etiqueta ni actividad sexual porque sienten que les limita, y se operan y
eliminan lo mismo senos, que ovarios, penes o testículos.
Finalmente
aclarar que homosexualidad (terminación dad como en: Claridad, oscuridad,
bondad, hermandad, etc), es la cualidad, la condición de ser homosexual, las
características que posee, y que no debe manejarse mal –como ocurre muchas
veces con los medios de difusión—confundiéndose con homosexualismo (terminación
ismo como en: Realismo, socialismo, etc.), que es la teoría, la doctrina, la
militancia o la pertenencia a un grupo que reivindica la homosexualidad.
El
término homosexualidad fue introducido a finales del S XIX por el jurista
Heinrich Ulrichs, quien luchó contra la discriminación del amor entre las
personas del mismo sexo, ya que hasta entonces se hablaba (además de cualquier
clase de insulto) de uranismo, basado en la leyenda mitológica del dios Ouranos, que engendró a su hija Afrodita
mezclando su semen con el mar, sin intervención de mujer alguna (¡Qué bonito!).
También se discute mucho si decir “preferencia sexual” (como si uno pudiera
elegir a capricho), “inclinación sexual” (como si cayeras de donde estás), u “Orientación
sexual”, que es mucho más correcto porque tiene que ver con saber dónde está el
oriente, por dónde sale el sol, y no es mala metáfora.
Definitivamente,
una persona con otra orientación sexual, no es sólo alguien que tiene
relaciones con estos o con los otros; sino que se siente atraído, quisiera ser
amado y amar, y se resuelve completándose con ellos, de hecho alguien puede ser
alguien igual de homosexual toda su vida aunque jamás haya tenido experiencia
carnal alguna.