Por Dra. Anabel Ochoa
El humano puede tener una
sexualidad excelente toda su vida, y no tiene por qué acabar. Claro que cambia.
Como cambiamos en todo lo demás. Puede variar la cantidad, no la calidad, y a
veces incluso se gana ésta última. El hombre sano tendrá erecciones más allá de
los noventa años –si el deseo del cuerpo aguanta—y ganas no le faltarán. El ángulo
de inclinación del pene no será tan vertical, pero esto no afecta el gozo
propio ni de su amante. Tal vez tarde un poco más en eyacular, pero esto de
plano lo agradecerá su pareja. Es fácil que necesite más caricias para
excitarse, una ventaja para entrenar y poder convertirse en buen amante,
jugando con lo previo en lugar de “como burro en primavera”. Posiblemente disminuya
la frecuencia, ni diario ni repeticiones en la misma noche. Todo es cuestión de
ponerse de acuerdo, tomar afrodisíacos o jugar con otras caricias que no
demandan el coito de penetración para nada. A este respecto, se cuenta que
cuando el viejo Onasis se casó con la joven Jackeline Kenedy, comentaba ante las risitas
del público: “¿Quién dijo que el griego es una lengua muerta?”.
La mujer por su parte no
tiene que abandonarse a la castidad por menopaúsicas, arrugas o exceso de
abriles en su cuenta. El disfrute sexual no acaba con la última regla, al
contrario puede convertirse en la mejor época sin tener que preocuparse. Tal vez
aparezca algo de resequedad vaginal, fácil de resolver poniendo un lubricante o
con tratamiento hormonal del ginecólogo.
Se suele confundir la
capacidad sexual de gozar con la
fertilidad para tener hijos: El placer no tiene edad; la fertilidad se acaba
cuando llega la menopausia y nunca en lo masculino.
Hombres y mujeres son
víctimas de lo que la cultura trasnochada nos dice de ellos, se bloquean sin
saberlo. Por desgracia los mitos del pasado nos hacen creer que, a partir de
determinada edad “Tú ya no estás para
eso”. No te dejes, es mentira. Tampoco permitas que la sexualidad de los
ancianos se vea como algo desagradable, tienen tanto derecho o más que tú,
porque vitalmente se lo han ganado. Además su ternura y aprendizaje emocional
pueden hacerlos más valiosos que la intempestiva condición hormonal de los años
mozos. Esto conviene tenerlo en cuenta en el presente, porque las expectativas
de vida del ser humano son cada vez más largas, y ni modo que vayamos a pasar
un tercio de la existencia a dos velas.
Si aparece la impotencia
consulta al médico, porque casi seguro habrá algún problema circulatorio, de
diabetes, o estás tomando medicamentos (como quieres entonces que se te
inflame), y hoy en día también todo esto tiene remedio.
FUENTE:
LIBRO: “Respuestas para vivir una sexualidad
inteligente y segura”
AUTOR: Dra. Anabel Ochoa
EDITORIAL: Selector, S.A. de C.V.
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