miércoles, 3 de junio de 2015

¿Qué ventajas o inconvenientes tiene el sexo anal?

Por Dra. Anabel Ochoa

El sexo anal es la penetración del pene en el recto, a través del orificio del ano. Es lo que se llama popularmente “hacerlo por atrás”, “mirando para la mezquita”, o “Por Detroit”, por “Destroyer”. Esta práctica era tan frecuente en la antigua Sodoma que se quedó también con el nombre de “sodomía”, y es condenada por muchas culturas como el terrible “coito nefando” o “coito nefando” o “coito contra natura”, aunque objetivamente en latín es el coitus per anum.
Resulta que el coito anal es mucho más practicado de lo que creemos por parejas hombre-mujer (heterosexuales), y mucho menos de lo que se dice por los homosexuales. Para el hombre que penetra es placentero puesto que el orificio es más estrecho que la vagina y lo aprieta más. Para el hombre o la mujer que es penetrado es en un principio doloroso, puesto que el recto tiene dos válvulas que tienden a mantenerlo cerrado (imagínate de otro modo lo que pasaría caminando con diarrea o chorrillo).
La primer puerta será el esfínter externo en el ano, y otro un poco más adentro que es el que más duele y se resiste en principio a ser penetrado, porque su misión es estrujar para hacer salir las heces, no para dejar entrar nada.
Si la persona está relajada y no tiene miedo, se facilita más la maniobra, y desde luego también con la práctica; en cambio si se crispa, se contrae y duele más (terrible en caso de violaciones).
Existen unos juguetes sexuales de venta en los sex-shop llamados butt plugs, que sirven para hacer sentadillas e ir agrandando el esfínter progresivamente. De cualquier modo las caricias en el ano son placenteras para ambos sexos, y nada implican tendencias homosexuales del hombre que le agraden, puesto que todos tenemos ahí nervios sensibles (de otro modo sería dolorosísimo el defecar diario). Además en el hombre la penetración anal puede llegar a tocar por dentro su próstata, con lo cual tendrá el penetrado una eyaculación “en escopeta” automática. En la mujer puede requerir que el amante acaricie al tiempo su clítoris –aunque no siempre—para llegar al orgasmo.
En las parejas homosexuales se le suele llamar “activo” al que penetra (“actriz” o “dante”), y “pasivo” al penetrado (“pasita” o “tomante”), aunque estas son etiquetas muy reduccionistas porque una persona puede ser una cosa y luego otra [A los que llaman “inter” o “versátil”], o ambas o ninguna.
En las parejas heterosexuales puede suponer una forma más del juego erótico, pero muchas veces la incultura hace que las jovencitas practiquen en exclusiva el coito anal para seguir siendo vírgenes por delante (¡Vaya concepto!), o incluso como método anticonceptivo. Pero no falta quien llega a preguntar incluso si haciendo esto puede quedar embarazada, y yo siempre les respondo que NO: porque el niño saldría realmente muy feo. De cualquier modo hay varias cosas a tener en cuenta, porque sin duda el ano no está diseñado para esta práctica. Lo primero es que no lubrica como la vagina, por tanto habrá que utilizar siempre un lubricante (al agua, nada de mantequilla si usas condón) para que deslice sin problemas.
Desde luego es una práctica de alto riesgo para contraer el SIDA, ya que fácilmente se produce sangrado, y además porque la mucosa del resto es tremendamente absorbente y hace que pase rápidamente a la sangre todo lo que metas (recuerda que un supositorio es mucho más rápido que una pastilla, por lo mismo). Por tanto habrá que utilizar condón y del tipo más grueso.
En cualquier caso que sea una pareja segura, nada de seguirle luego del ano a la vagina o a la boca, habrá que lavarse a continuación si no quieres producir una infección. Cuidado si tienes hemorroides (almorranas), porque además de que sangran, las puedes confundir fácilmente con condilomas anales, y esto último sí es muy contagioso y exige tratamiento inmediato.

El coito anal, como otros tantos otros juegos eróticos, es algo que sólo puede ser admitido si ambos en la pareja están de acuerdo, y obligar o exigir es un abuso más que otra cosa. De cualquier modo, no todos los cuerpos combinan con todos y habrá penes excesivamente grandes y anos muy chiquitos que tal vez no logren entenderse por mucho que se esmeren.

FUENTE: 
Libro:          Respuestas para vivir una sexualidad inteligente y segura.
Autor:         Dra. Anabel Ochoa.
Editorial:    Selector 

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