Por Dra. Anabel Ochoa
Es bastante
más grande que el condón masculino, ya que aquí no va enfundar al pene sino a
revestir la vagina por dentro. Trae en su interior dos aros elásticos pero un
poco más rígidos que el resto, y ambos tienen misiones importantes. Uno de
ellos quedará bien insertado al fondo de la vagina, y no creas que esto
molestará al hombre en la penetración, muy al contrario hay quien dice que le
da más gusto sentirlo.
El otro aro
tiene por misión dejar el condón bien extendido en la vulva, sobre los
genitales externos, y esto es para que
la penetración se haga dentro del condón sin equívocos, y no a un lado. Tiene
la ventaja de que la mujer lo puede llevar puesto desde muchas horas antes y no
tendrá que hacer maniobras extrañas en el mismísimo momento del sexo, aunque
hará un ligero ruidito plástico al caminar (por eso es mejor ir a la disco).
Pero el problema es nuevamente lo masculino y sus paranoias, porque hay hombres
que al descubrir que la mujer lo lleva puesto se sacan de onda pensando que
tendrá alguna enfermedad, cuando precisamente es para protegerse, por supuesto
evita también el embarazo.
Otro
inconveniente es su elevado precio (es cinco veces más caro que el condón
masculino), y es por ello que algunas organizaciones feministas los consiguen
parcialmente subvencionados para que no paguen siempre las mismas. Una ventaja
es que permite cualquier tipo de lubricante aunque sea de aceite, puesto que no
son de poliuretano plástico y no de látex.
Fuente:
Libro: "Respuestas para vivir una sexualidad inteligente y segura"
Autor: Dra. Anabel Ochoa
Editorial Selector
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