Por Dra. Anabel Ochoa
Si te agarras un pellizco si
hace daño desde luego, pero como es algo que haces tu solito, es mejor que
tengas cuidado porque no habrá a quién echarle la culpa.
La masturbación (Lat. Manus=mano
+ sruprare= profanar) , el llamado “placer solitario” de acariciar tu propio
cuerpo para darte placer sexual, es de las prácticas que más se han satanizado,
generando verdaderos problemas psicológicos por la culpa. Y todo a base de
mitos y mentiras que si te crecen pelos en la mano, que si te seca la médula,
que te quedas enano, estéril, ciego, que serás calvo, que terminas impotente,
que te llenarás de granos, que da reuma, debilidad de carácter, etc., etc., De
ser así, solo habría manos peludas en nuestro medio y, la verdad, no hemos
vista ni una.
Resulta que existía una
especie de pensamiento mágico en el que se creía que en la eyaculación salían
directamente los hijos diminutos y no espermatozoides (¡cuántos hijos muertos
en el pañuelo o la servilleta!) De ahí viene sobre todo la confusión de que a
la masturbación se le llame “onanismo”, a cuenta del personaje bíblico Onán,
que fue obligado a casarse con la viuda de su hermano y para no embarazarla,
terminaba eyaculando en el suelo al hacer el amor con ella y por esto fue
condenado. Nada que ver con la masturbación, si no que más bien Onán sería en
todo caso el padre del “coito interrumpido”, pero así se escribe la historia. Independientemente
de morales que censuren las masturbación, la sexología moderna encuentra
incluso grandes ventajas a esta práctica en algunas situaciones, y se emplea
como ejercicio en muchas terapias sexuales de frigidez, impotencia, eyaculación
precoz, disfunción sexual, de la pareja, etc.Desde luego es “sexo seguro”
(claro con la manita limpia y sin utilizar juguetes contaminados).
La masturbación permite
conocer el cuerpo a hombres y mujeres, sus formas de reacción y en épocas como
la adolescencia supone un particular desahogo en momentos en los que se está en
condiciones de relacionarse con alguien, pero las hormonas hacer hervir la
sangre.
A la mujer le permitirá
conocer bien su clítoris (el gran ignorado), facilitando su capacidad para
alcanzar el orgasmo, y al hombre tal vez entrenarse en retardar la eyaculación,
aprendiendo a detectar cuándo llega. En pareja la masturbación mutua es una
práctica de sexo seguro y una variante del sexo erótico.
El informe Kinsey de la
década de los cincuentas reflejaba que el 92% de los hombres y el 62% de las
mujeres se habían masturbado alguna vez, pero las damas fueron en aumento al
adquirir conciencia de su propia sexualidad, y en el informe Hite de los años
ochenta llegaban al 82%.
La forma más frecuente en los hombres es con la mano, aunque el
juego erótico dar rienda suelta a un montón de variantes, entre las piernas de
la pareja (coito interfemoral), entre su axila, entre los pechos de la
compañera (“cubana”), con el sexo oral desde luego, con juguetes, o más
perversamente con el froterismo (frotándose con la ropa o con los cuerpos
ajenos en los transportes públicos).
En la mujer el frotamiento
manual es frecuente junto con juguetes y otros ingenios (cepillo de dientes
eléctrico, chorros de agua, etc.,). Como en todas las demás conductas humanas,
el exceso es preocupante, y si la persona deja de realizar otras actividades y
ocupa obsesivamente su tiempo en
masturbarse como chango una y otra vez, entonces sí precisa ayuda terapéutica –no
sexual—porque es síntoma de neurosis. Lo mismo pasará cuando este “autoerotismo”
sustituye definitivamente a la relación con otra persona o “aloerotismo” (allos=otro). Además de los
términos vistos, son también sinónimo de masturbación: Autoestimulacion, manustupración,
práctica solitaria, ipsación (ipse=él mismo), y cientos de términos populares
(chaqueta, paja, pera, puñeta, manuela, jalarle el pescuezo al ganso,
solitario) que dependen ya de cada cultura.
FUENTE:
LIBRO: “Respuestas para vivir una sexualidad
inteligente y segura”
AUTOR: Dra. Anabel Ochoa
EDITORIAL: Selector, S.A. de C.V.
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