Por Dra. Anabel Ochoa
La palabra
“seguro” nos encanta a los humanos; nos tranquiliza, y es tan absolutista que
puede ser mentira. Nos relajamos ante el “cinturón de seguridad” del carro, cerramos
la puertas y la ropa con “seguros”, o nos aseguramos con una compañía por si
nos pasa algo. Por ello, ahora en el afán de hablar de “sexo seguro” de cara a
las enfermedades.
En nuestra
opinión la sexualidad que cumple con estos requisitos es solo aquella en la que
no tiene contacto físico con nadie: La masturbación que te haces tu solito
(claro que con manos limpias o juguetes desinfectados), el sexo telefónico (hot
line), el sexo virtual (con la computadora) etc.,
Hay parejas
que practican el petting (del verbo inglés to pet = acariciar), que se trata de
las caricias mutuas por todo el cuerpo –sin penetración de ningún tipo—hasta
llegar al orgasmo, y es bastante seguro, igual el necking (neck-nuca), de los
más moralistas, que se tocan, muerden, chupan, pellizcan, pero sólo de la
cintura para arriba. Para cuando los contactos entran en contacto íntimo y
profundo, aunque uses condón será “sexo protegido”, no seguro, porque en la
vida lo único verdaderamente seguro hasta el momento es la muerte, lo demás son
posibilidades o probabilidades. Por lo mismo, cuando se utilizan métodos
anticonceptivos para evitar el embarazo, hablamos de “cuidarse”, porque las
fallas –aunque sean mínimas—siempre son posibles.
Fuente: Revista Desnudarse
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