sábado, 6 de junio de 2015

¿Pueden resultar dañinas las fantasías sexuales?

Por Dra. Anabel Ochoa
Una fantasía, como tal, es más bien curativa que dañina. Precisamente su misión es trabajar con el rezago de todo lo no resuelto, todos esos pendientes que vamos dejando en la vida, que somos capaces de imaginarlos como en un sueño despierto, pero que no estamos en condiciones de llevarlos cabo en la realidad, tal vez por falta de situación vital que lo permita, quizás de plano por ser inviables o prohibidos para la sociedad, e incluso para la propia conciencia. Pero tiene que quedar claro que “fantasía” es lo que imagino pero que no hago, porque si lo hago ya no es fantasía.
De modo que si llevas acabo un intercambio de parejas o un trío, será un encuentro swinger o un menage a trois, pero no una fantasía. La ventaja es que la fantasía no tiene por qué someterse a la conciencia moral, mucho más libre, debe de serlo.
Una fantasía muy frecuente en las mujeres es la de sentirse gozosamente violadas, incluso tumultuariamente, lo cual para nada quiere decir que a la dama en cuestión le gustaría ser violada en realidad. Por lo mismo un violador no es alguien que fantasea, sino alguien que viola realmente. Es precisamente su mente enferma la que no es capaz de simbolizar y cede llevándolo a cabo sin respetar los límites del otro.
Hay fantasías de ser un niño chiquito, una maestra cruel y disciplinada, un padre comprensivo, una soldadera con un regimiento, y todo lo que la imaginación y los recuerdos infantiles quieran elaborar. Una de las más frecuentes fantasías en los varones es sentirse mujer, lo cual por lo mismo tampoco indica tendencia homosexual ni transexual de hecho.
Cuando los dos elementos de una pareja se comprometen  a fantasear juntos, o representar la fantasía simbólicamente, el lazo de juego es tremendamente positivo. El problema es que sin una buena comunicación de pareja, las fantasías de uno le pueden resultar al otro ridículas, procaces, aburridas o tremendamente perversas, y deja de gozar por estar sufriendo. En lo último diríamos que, si no hay fantasía, en realidad no hay erotismo humano, porque más allá del frote animal de los cuerpos la sexualidad humana no es real, es soñada, representada ideológica y artísticamente sobre uno mismo y sobre el otro.

Una persona que no puede tener fantasías (y esto ocurre a veces en las mujeres por la educación represiva), en realidad tienen serios problemas para desarrollarse como persona. Y aclaro, como todo, puede tener su lado patológico, por ejemplo el pseudolismo consiste en deleitarse hasta el orgasmo vivenciando o narrando actividades eróticas y aventuras sexuales que jamás existieron, sin llegar a discernir el sujeto la realidad de la ficción, lo cual está muy cerca de la megalomanía enfermiza y aparece también en algunas psicosis. 

FUENTE:
Libro:          "Respuestas para vivir una sexualidad inteligente y segura"
Autor:          Dra. Anabel Ochoa
Editorial:     Selector

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