Medidas que ayudan a prevenir el abuso sexual infantil.
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Enseñarles que tienen el derecho a decir NO ante propuestas que
cualquier persona extraña o conocida, sea adulta o entre pares, de involucrarse
en actos que le parezcan impropios o le resulten incómodos.
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Explicarles que nadie tiene derecho a tocar ninguna parte de su cuerpo
sin su consentimiento, aún cuando sea un amigo, amiga, novio, novia, o familiar
muy querido.
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Generar ambientes de confianza donde las niñas y los niños se sientan
escuchados.
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Invitarlos a que pregunten a un adulto cuando sienta confusión ante
manifestaciones de acercamiento de otras personas o ante preguntas o
peticiones que realicen.
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Explicarles que hay tocamientos que son adecuados porque nos resultan
agradables y nos hacen sentir bien, queridos, cómodos (cada familia puede
determinar cuáles son estos tocamientos de acuerdo a sus valores y creencias); y hay otros que son
desagradables y nos hacen sentir mal, incómodos o que debemos comunicar a un
adulto en quien se confíe.
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Nadie puede obligarle a demostrar su afecto en formas diferentes a los
que está acostumbrado o somo se le ha enseñado en la familia.
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Talleres de educación de la sexualidad para que se asuma como una
función propia y natural el conocimiento y cuidado del cuerpo, reconocimiento
de las partes privadas, conductas sexualmente responsables, equidad de géneros,
conocimiento de los derechos sexuales
reproductivos, enamoramiento, embarazo no deseado, sexo seguro, sexo
protegido, etc.
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Cuando se revela una situación de abuso sexual implementar todas las
acciones necesarias para evitar que se repita.
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Que las campañas publicitarias sobre prevención de abuso sexual no sólo
sean dirigidas a las personas “vulnerables”, es necesario visibilizar que el
responsable del abuso es un perpetrador y no una víctima.
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Denunciar el abuso ante las autoridades competentes,
Identificación del abuso sexual
infantil:
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Si un niño o niña han sido víctima de abuso sexual puede presentar
cambios en su conducta como los que han sido reportados en las investigaciones
descritas, así como signos o síntomas de los cuales se mencionan los
siguientes:
- Resistirse a
participar en los juegos que antes le divertían, especialmente aquellas
actividades en que hay contacto físico.
- Se sienten
incómodos cuando alguien trata de acercarse o intenta tocarlos.
- Presentan resistencia
o evitan quitarse la ropa frente a personas de su confianza con quien antes lo
hacían.
- Muestran rechazo a
su cuerpo.
- Sus movimientos son
rígidos.
- Muestran ansiedad
al pedirles que se acuesten cuando hay alguien cerca.
- Rechazan a alguna
persona en especial o con cierto parecido al agresor.
- Miedo a personas o
lugares, sin motivo aparente.
- Alteraciones de
hábitos (alimentación, sueño, control de esfínteres).
- Excesivamente tímido,
inquieto o pasivo.
- Disminuye significativamente
su rendimiento escolar de manera repentina.
- Demandan afecto.
- Conducta agresiva o
extrema, robar, esconder cosas, detección del desarrollo.
- Severos conflictos
de conducta.
- Reporte de daño o
negligencia por parte de los padres, antecedentes de abuso hacia otros
familiares.
- Malestar físico.
- Comportamientos sexuales
que no son acordes a su desarrollo.
- Comportamiento seductor.
- Relatan un hecho de
abuso sexual.
- Ropas manchadas o
ensangrentadas.
- El menor reporta, o
notamos comezón, dolor, irritación, sangrado de OSPES, incomodidad al caminar.
- Presencia de ITS en
ojos, boca, ano, vagina, pene.
- Embarazo.
No todos los niños y las niñas
agredidos sexualmente presentan estas conductas, ni todos los que las presentan
han sido víctimas de abuso sexual, con excepción de las siete últimas, las
cuales obvian el abuso sexual.
Si existe la duda es necesario
obtener más datos e información sin que se agreda física o psicológicamente al
niño o a la niña, si se le cuestiona
directamente es posible que niegue o no acepte la ayuda, hay que observar con
discreción las conductas que llaman la atención y algunas otras que nos
pudieran reportar más datos.
Intervención inmediata
Cuando la persona decide hablar sobre una experiencia en la que ha sido
víctima de abuso sexual es crucial que se le crea. Los niños no mienten sobre
estos temas, además puede ser la única ocasión en que decida abrir el secreto y
pueda ser la única petición de ayuda y la primera pauta para ofrecer una
alternativa de recuperación.
Identificar un evento a partir de lo que el niño o la niña quiera contar
evitando la negación, las preguntas ¿estas seguro?, ¿Por qué?¿cuándo? o que
explique detalles; los niños entre los 2 y 7 años expresan de una manera muy
propia sus vivencias, diferentes a las de un adulto, carece de una
conceptualización muy clara, aunque se pueda dar a entender en sus propios
términos; esto también depende del desarrollo de su propia competencia
comunicativa; describe las cosas de acuerdo a la función que él conoce, por
ejemplo, la eyaculación la puede describir como orinar. El lapso de tiempo
entre el abuso y la denuncia del niño o la niña es variable pues implica la
amenaza de guardar el secreto. Así mismo el uso del engaño y la falta de
conocimiento sobre sexualidad hacen que el menor reinterprete la situación y se
confunda, sin embargo de lo que sí podrá hablar es de las cosas que ha visto o
le han sucedido. Generalmente cuando el niño o la niña dice la verdad y
denuncia este tipo de delitos, narra y describe siguiendo una lógica,
utilizando su propio lenguaje y rara vez cae en contradicciones.
Cuando un niño o niña ha sido víctima de abuso sexual es importante
proceder de la siguiente manera:
- Brindar confianza
para hacerle sentir seguridad de que seguirá conservando su lugar en la
familia, él no es el responsable de lo que le sucedió, seguirá contando con el
amor y el respeto por parte de sus padres y que no será inculpado por las acciones
del adulto.
- Reconocimiento del
ofensor. Tomar medidas para impedir que continúe en contacto con la víctima o
con otras posibles víctimas de abuso sexual.
- No confrontar al
ofensor con la víctima. El adulto negará su responsabilidad y al niño le
generará ansiedad.
- Evitar sentimientos
de culpa o pedir que olvide el evento. No cuestionar el por qué no lo dijo
antes o por qué lo permitió, esto generará mayor culpabilidad de la que se
podría estar sintiendo. No importa la apariencia, el vestir o el modo de
comportarse del niño o la niña, es el adulto el que debe ser el responsable de
su propia conducta. Al decirle que lo olvide es como negar o minimizar lo que
sucedió y puede ser víctima nuevamente.
- Evitar la re
victimización cuestionando una y otra vez al niño o a la niña o usando
expresiones devaluatorias como “pobrecita”, “ya te echaron a perder la vida”, “niño
sucio”, “violado”, “que ha perdido la inocencia”.
- Reconocer el valor
que tuvo el niño o la niña para revelar el abuso.
- Abstenerse de hacer
promesas que no se puedan cumplir. La mayor parte de las víctimas han sido
engañadas por adultos, no intentar conseguir que hable el niño o la niña
prometiendo que no lo va a saber nadie, pues nuevamente perderá la confianza
hacia los adultos.
- Atender las
necesidades de salud inmediatas. La exploración física como las averiguaciones
pertinentes al respecto deben realizarse con respeto y calidez hacia el menor,
lo cual posibilitará a los profesionales atender las lesiones físicas, los
sentimientos de culpa y temor generados después de perpetrado el abuso.
- Reducir el
sufrimiento, tanto del menor como de los familiares y personas cercanas a él.
- Buscar un lugar
apropiado donde exista un ambiente de seguridad para que tanto la víctima como
los padres o familiares puedan hablar con completa libertad sobre lo que
sucedió.
- Canalizar a la
víctima y a la familia a un centro especializado en atención al abuso sexual
infantil.
CONSECUENCIAS INMEDIATAS DEL ABUSO SEXUAL
Las consecuencias del abuso sexual en niños y niñas en su conducta y en
el área psicosomática reportadas en la atención son:
Alteraciones del sueño: No pueden dormir
sin compañía, necesidad de dormir con la madre, insomnio inicial y pesadillas. Es
natural que el niño presente inquietud al dormir o presente pesadillas en las
que, de acuerdo a su edad, refleja sus propias fantasías o experiencias vividas
durante el día. Esto puede explicar porque presenta algunas alteraciones al
dormir sobre todo si se enfrenta a una situación impactante como el abuso
sexual.
Miedos: A que la madre se
enoje, a ser agredidos, a estar solo en la noche, a la oscuridad, a los
hombres, a ir a un lugar en específico, a estar en un lugar específico, a que
la madre sea agredida, a los adultos en general, a algún hombre específico, a
salir a jugar, a salir de su domicilio, a permanecer en el domicilio, a
desvestirse. El miedo es una emoción que está programada biológicamente en el individuo para hacer
frente a ciertas necesidades de supervivencia, funciona como un indicador
fisiológico y psicológico ante un peligro potencial; es una señal de riesgo, de
amenaza o de peligro que activa la percepción e identificación del fenómeno. Los
miedos en la infancia ocurren en función de la experiencia directa de los
acontecimientos aterradores o bien son el producto de ciertos consejos
protectores de los padres, también existen miedos imaginarios de naturaleza
simbólica. Los temores de los niños y las niñas que viven abuso sexual están denotados
por la agresión. Una de las manifestaciones de miedo consiste en evitar
enfrentarse al estímulo vivido por eso evitan ciertos lugares, personas o
momentos. El menor puede asociar el abuso sexual a cualquier estímulo y
manifestar miedo ante una serie de situaciones, hechos o personas y de
intensificarse convertirse en fobia.
Bajo rendimiento escolar. Falta de atención de
concentración, falta de realización de tareas, baja en sus calificaciones, mala
conducta, aislamiento, inasistencia, problemas con compañeros. El bajo
rendimiento escolar se observó en sus calificaciones, ya fuera porque no podía
fijar su atención o porque no realizaba las tareas. Esa es una de las
consecuencias características de la agresión sexual. Se considera que la
continua evocación de la experiencia desagradable desvía la atención del niño o
de la niña: el impacto contribuye a la desetructuración del pensamiento y a que
no puede concentrarse en las tareas escolares. Otra posible explicación surge
de la teoría conductual al referirse a la incapacidad aprendida; cuando el niño
ha sido expuesto a situaciones sobre las cuales no tiene control, deja de
esforzarse y de luchar en situaciones en las que puede hacerlo; de este modo se
pudo haber aprendido que cualquier esfuerzo era infructuoso.
Demanda de afecto: Demanda más
cariño, llanto, demanda se cumplan sus caprichos, no puede separarse de la
madre. La demanda de afecto se manifiesta ante la necesidad de mantener la
proximidad con los padres, de establecer un lazo emocional y de activar
conductas que le den cuidado; la relación afectiva es el antecedente de la
confianza que el niño pueda tener en sí mismo y que unida con la aceptación de
las y de los demás. De aquí se desprende la importancia que tiene la demanda de
afecto, ya que el niño o la niña necesitan asegurarse de que no ha perdido el
amor y el respeto de la gente que considera importante. Del mismo modo es
relevante recuperar la confianza en el adulto, la cual en la mayoría de los
casos queda deteriorada después del abuso sexual.
Alimentación y síntomas psicosomáticos: hiperfagia, aumento
de peso, picar la comida, dolor de estómago, pérdida de peso, náuseas,
trastornos cutáneos, dolor de cabeza.
Alteraciones generales: berrinches, desobediencia, querer hablar como
bebé, rebeldía, agresiones verbales, romper objetos, mentir, onicofagia, enuresis,
aislamiento, agrede físicamente, chuparse el dedo, querer comer como bebé,
agresivo con los demás niños de su edad. Según Finkelhor, “la agresividad como
consecuencia del abuso sexual se identifica cuando hay una relación cercana
entre la víctima y el agresor, la actividad sexual ha ido del exhibicionismo a
la penetración, el abuso ha sido continuo, si los padres han reaccionado
violentamente y provocaron en el niño mayor resentimiento de culpa y cuando el
niño tiene una edad que le permite comprender más el suceso. En el aislamiento
se evita tener contacto social y presentar dificultades para formar lazos
afectivos y limitar la comunicación, también puede aislarse para no exponerse. Las
agresiones conductuales o retrocesos en los niveles de desarrollo que ya se han
superado se suelen asociar con un hecho agradable, que brindan tranquilidad y
confianza ante situaciones difíciles; cuando el niño o la niña se sienten
desprotegidos o se enfrentan a situaciones desconocidas que no se encuentran en
el contexto que manejan y los confunden, repite conductas que sí conoce y le
dan confianza, otro tipo de explicación es que al hacer esto llama la atención
y se le atiende.”
Fuente: Gubernamental
Libro “Educación de la sexualidad y prevención del abuso sexual infantil”
Editor: SEP / DGSEI / Dirección
Gral. De Servicios. Educativos en el D.F.
Año: © 2011
Nota Adicional: Siendo el abuso sexual infantil un grave problema social, que muchos quieren callar o cerrar los ojos ante la cruel realidad. Es momento que como padres de familia se ponga mayor y especial atención en el cuidado de sus hijos, no los exponga. Por lo general el abuso sexual es causado por una persona conocida y cercana o por familiares del menor de edad, así que cuando su niño o su niña denuncia tocamientos por alguien adulto, es momento de actuar y detener esta agresión, sin importar que sea alguien muy allegado, esto es un delito que debe castigarse, y que a la postre trae graves problemas al niño o a la niña en su vida futura. Los niños no mienten, ni se inventan cosas que no hayan visto o no hayan vivido en este tipo de abuso sexual infantil. Así que por favor debe creerle y tomar cartas en el asunto para protegerlo o protegerla.