La información previa: moral y
verdad para distinguir entre la tierra y el cielo.
La moral,
la ética, no son algo universal que esté escrito en el firmamento. La moral es
la norma de conducta que diseñan los humanos de una cultura, en un espacio y en
un tiempo para el bien común. Antes, en un mundo vacío que trataba de poblarse,
tener un hijo siempre era un bien; la mujer infértil era desechada, y agasajado
el hombre que tenía muchas esposas y fecundaba a todas ellas. Pero resulta que
en un mundo superpoblado ocurre al revés: es más validada socialmente una
persona que ejerce control sobre la natalidad.
Todo es
relativo, todo es humano y cambiante por ser cultural y no genético. Todo sucede
dependiendo de las circunstancias y puede moverse a lo largo de ellas. En las
nuevas culturas que coexisten en este siglo XXI encontramos una variedad
inmensa de criterios y merece la pena echar un vistazo a lo relativo de las
diferentes normas para decidir nuestra ética personal, nuestros valores
respecto al bien y el mal que rigen nuestra conducta, responsabilidad absoluta
de cada uno de nosotros en términos humanísticos y de manera universal, sin
pretextos pueblerinos ni militancias fanáticas que justifiquen el desatino.
Definitivamente vas a tener que macar las líneas, límites, nadie lo debe de
hacer por ti porque sería peligroso para tu persona, que tendrá que circular
bajo riendas propias y no en manos ajenas, por confiables que parezcan. El precio
de la dependencia es caro.
A veces
la información científica es un reto para aquellos que poseyeron la única
“verdad” cultural de los siglos. Por ejemplo, es muy distinto decirte que el
colesterol por comer grasa provoca infartos, a decirte que comer carne es
pecado. Mejor diferenciemos.
Ahora
bien, si tú perteneces a un grupo que prohíbe la masturbación, ese es otro
asunto, por una idea, por una convicción religiosa o filosófica, no por las
amenazas del “niño déjese ahí”. Que quede claro, pese a quien le pese. La
verdad no puede tener enemigos, y quienes lo sean es que están manipulando para
someterte ¡Y eso sí es de dar miedo!.
Se pensó
que la niña o el niño desinformado era inocente y se criaría lejos de la
sexualidad que nos asusta. No es cierto. El humano es sexual desde chiquito. El
silencio y el oscurantismo nos han costado caro: abuso sexual en familia dentro
de la casa (el padre, el padrastro, el hermano, el cuñado, el vecino de
confianza); niños callados bajo amenaza y además sintiéndose culpables; niñas
desinformadas que se embarazan a primer contacto; abortos caseros que matan;
matrimonios tempranos obligados; enfermedades de transmisión sexual por pura
ignorancia…¿Sigo o ahí le paramos? Si el silencio hubiera funcionado me
callaría. Pero no es el caso, lo sabemos.
Hay una
verdad sobre el impulso sexual de todos nosotros. No es repugnante, es humano.
Y puede ser sano y alimento del cuerpo y el espíritu si lo ejercemos
adecuadamente, como todo lo demás. Aquí las diferencias del género han sido
brutales. A él se le premia por conquistar al mayor número posible; pero a ella
por ser virgen. No me salen las cuentas. ¿Qué tal si lo pensamos de nuevo y
hacemos un mundo equitativo y leal? Sin duda sería lo mejor para todos porque,
llegados a este punto, nadie gana y ambas partes perdemos. Si hay fracaso en el
sistema, mejor lo revisamos.
Fuente:
Libro: "Mitos y Realidades del Sexo Joven"
Autor: Dra. Anabel Ochoa
Fuente:
Libro: "Mitos y Realidades del Sexo Joven"
Autor: Dra. Anabel Ochoa
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