Por la Dra. Anabel Ochoa
La manía de hacer el amor
nada más en una postura del misionero (ella tendida boca arriba y él encima) es
un prejuicio que obliga solo al sexo reproductivo. Los cuerpos, las caricias y
ensamblarse pueden adquirir cualquier cantidad de posturas inimaginables:
Tumbados, sentados, arrodillados, a cuatro patas, agachados, por delante, por
detrás, encima, por debajo, paralelos, retorcidos…no tiene límites, ya sean
intentos simples o combinación de cualquiera de ellas.
Una
silla o butaca en tu cuarto puede ser un lugar para el sexo mucho mejor que la
cama. La manía de leer el kamasutra puede ser orientada, pero no te empeñes en
flexiones de yoga porque te puedes partir el espinazo. Es mejor indagar, ir
probando, incluso “bautizando” con nombres propios las posturas que la pareja
vaya descubriendo como idónea para ambos. [seas una pareja hetero o gay].
Con
un pene muy grande, las posiciones de máxima penetración serán molestas y
dolorosas; y al revés, porque con un pene chico harás proezas. Si la
penetración vaginal se hace desde atrás no olvides emplear tus manos en
acariciar los pechos y clítoris de la compañera. En general, las manos no
pueden estar en los bolsillos, mejor ocupadas en el otro de alguna manera, y lo
mismo con la boca. Para las mujeres con dificultar de gozar es maravilloso
sentarse ella de piernas abiertas sobre él tendido boca arriba: El clítoris se
estimula a su antojo. Esta postura sin embargo no les gusta a los hombres
inseguros porque es ella quien domina todo el juego; tampoco se recomienda con
problemas de erección porque la sangre del pene ha de subir en contra de la
gravedad en vez de bajar.
Fuente: Revista Desnudarse de la Dra. Anabel Ochoa.
Fuente: Revista Desnudarse de la Dra. Anabel Ochoa.
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