Por la Dra. Anabel Ochoa.
La pasión por mirar sexualmente
lo ajeno (voyerismo) es algo presente en
todo el erotismo humano. La cuestión es, como siempre, de dosis y de manejo. Nos
gusta ver a la gente desnudarse en streap-tease moverse en el table-dance,
atisbar disimuladamente la ventana de la vecina, ver una película erótica o
incluso pornográfica, una revista, el tentador ojo de la cerradura…Hay quien se
deleita viendo masturbarse a su pareja. Hay quien sólo va a los billares para
ver posturitas. Pero existe también el voyeurismo patológico, enfermizo, donde
el mirón sólo puede llegar al orgasmo espiando la sexualidad ajena. En
ocasiones se masturbará mientras mira, pero otras veces la sensación no será
tan intensa que puede llegar al orgasmo espontáneamente con sólo contemplar.
Sus lugares favoritos son los parques, playas nudistas, los peep shows
(vitrinas de pago para ver a otros), las rendijas de las puertas de los baños,
o cualquier punto con buena visibilidad para sus binoculares. Estas personas no pueden relacionarse sexualmente con otras,
y disfrutan la observación desde la soledad, como el niño que espía a los papás
haciendo el amor en la “escena primaria”, sin querer ser descubierto, en querer
ser tocado, y con toda su natural curiosidad infantil que sido reprimida. La
curiosidad en general tiene que ver con la búsqueda humana y con el desarrollo
de la inteligencia, y respecto a lo sexual, será particularmente intensa en torno
a la edad de cuatro años, si aparecen barreras que no permiten satisfacer esta
necesidad, podremos convertirnos luego en un voyeur enfermizo.
La palabra voyerismo viene del
francés voyeur –mirón. En general, mirar a uno o varios tiene como sinónimos:
Mitronismo (que es un intento de traducción al español), escopofilia (del
griego skopein = mirar + filia = atracción), inspeccionismo, o mixoscopia (del
griego mixis = mezcla + Skopein = mirar), como variante en la que se goza
exclusivamente viendo el coito entre dos personas, o más específicamente la
mastolagnia (placer al contemplar las mamas de una mujer).
Observar es un elemento
enriquecedor sino violas la intimidad ajena; observar compulsivamente, sin
embargo, requiere de ayuda terapeútica porque hay desequilibrio afectivo. Pero
como “siempre hay un roto para un descocido”; sin duda un mirón y un
exhibicionista pueden hacer una compenetrada pareja. Las páginas de internet
que ofrecen entrar a la alcoba privada de particulares son de lo más visitado,
de modo que hay más mironistas de lo que creemos. A raíz del SIDA, todas las
formas de goce sexual que no implican contacto físico (“sexo frío”) se han
multiplicado, y el voyerismo entre ellas, por lo que el mercado ofrece
cualquier clase de escena en video; solitarios de ambos sexos, de pareja hetero
y homo, tríos, orgías de grupo, ancianos, aficionados (amateurs), con cuerpos
monstruosos; incluso terribles con animales y con inocentes niños que deben ser
erradicados por su contenido criminal.
Fuente:
Libro “Respuestas para vivir una
sexualidad inteligente y segura”. Anabel Ochoa.
Editorial: Selector S.A. de C.V
Año de edición: 1998
Autor: Dra. Anabel Ochoa
No hay comentarios.:
Publicar un comentario