jueves, 28 de mayo de 2015

Tengo miedo a desnudarme...¿Qué puedo hacer?

Por Dra. Anabel Ochoa

Alicia, 19 años, ama de casa, Puebla, Pue.
Aunque soy muy joven ya estoy casada. La relación es buena de día pero no de noche, y creo que es por mi culpa. Él es un buen hombre, atento y cariñoso, y la verdad que sólo vive para atenderme, muy amoroso. Pero se enoja cada vez más porque no me atrevo a quedarme totalmente desnuda en su presencia. La verdad que estoy un poco gordita, que mis senos son demasiado grandes y que tengo llantitas por todas partes. Pero además mi marido quiere besar mi cuerpo entero, incluso “ahí”, y eso sí que me parece terrible. Él dice que no sólo quiere penetrarme, sino besarme y jugar conmigo, quiere ver incluso mis partes íntimas con detalle. Eso, doctora, me parece terrible. El cuerpo de los hombres me parece normal, pero no el de las mujeres. Pienso que tenemos ahí una cosa muy fea, espantosa, y yo no quiero que me deje de querer cuando lo vea, es como si lo estuviera que esconder. Mi educación fue muy conservadora y quisiera complacerlo, pero en verdad no puedo ni creo que podré jamás. Imagino que de seguir así acabará buscándose a otra y que le dé todo esto ¿Qué puedo hacer? ¿Estoy yo mal o lo está él? ¿No será un enfermo? Sólo confío en su consejo, doctora, y prometo hacer lo que usted me diga porque es una persona honesta y conocedora, que trabaja defendiendo a las mujeres y sobre todo con la verdad.

La Dra. Anabel Ochoa respondió...
La educación tradicional servía muy buena para un mundo que no es éste. Independientemente de cómo nos educaron en la infancia en que éramos desvalidos, llega un momento en que para ser válidos nos toca revisar personalmente todos esos valores y decidir cuáles de ellos son nuestros personalmente (no de los padres) y cuáles no, cuáles sirven para vivir en el presente y cuáles son caducos o incluso perniciosos. Todo parece indicar que tienes una buena pareja y no es un sátiro, que no te está proponiendo perversiones monstruosas o dañinas sino amor de pareja, erotismo lícito y conocimiento mutuo. Pero, Alicia, no se trata de que le des gusto sino de que crezcas personalmente como mujer  adulta y dueña de sí misma para sentirte bien tú, y luego en pareja, no antes. Lo primero, olvídate de los prototipos femeninos que nos venden las revistas y los medios, ésas mujeres escuálidas, incluso anémicas y artificiales que parecen obligarte a ser otra.
No tienes que ser otra, tienes que ser tú, y así te ama. ¿Acaso no se enteró él hasta ahora de que eres gordita? ¿Crees que es un tonto y te alucina flaca al quitarte la ropa?, pues no, mi vida, para nada. Tus llantitas no son un defecto sino parte de tu estuche, de tu cuerpo que él ama, al amar a tu persona; algún día  las podrás desaparecer por salud o por gusto personal, pero no como deuda para con nadie. No te sientas menos, siéntete más por ser amada, porque esto en sí mismo es un privilegio, y hay millones de flacas en el mundo –famosas incluso—que lloran de desesperación de estar a solas. Pero vamos más allá, los genitales de la mujer: La vulva no es fea, es que nunca la vimos. Quiero que la veas tú antes de que te sientas violentada por el hecho de mostrársela al otro. ¿Te atreviste alguna vez a verla a detalle? Lo dudo. Cuando estés a solas siéntate frente a un espejo con las piernas abiertas, no una vez, sino muchas veces. De seguro que empleas mucho tiempo en mirar tu rostro al espejo, el cutis, las pestañas, las cejas, las arruguitas, la hidratación. Los granitos, el maquillaje…y de la carita chiquita del amor ¿Qué?. Familiarízate con esa parte de tu cuerpo divina. Observa su color de rosa de joven y de violeta en adelante, su textura delicada, sus labios menores y mayores como construcción perfecta, el clítoris prodigioso, el orificio de la vagina, tócalo todo porque es tuyo, sin temor alguno, sin permiso de nadie, más que de ti misma. Hazlo de la misma manera curiosa e inocente que si vieras tu oreja por primera vez y te dieras un susto ¿Quién dijo que un pene es bonito o normal? Pues la mera verdad tiene carita de haba, jeta de tonto, y además tiene un agujero en la cabeza ¿O no? Pero fíjate, que la cultura nos acostumbró que lo masculino esté bien, a que sea normal tenga la forma o la actitud que tenga, y a que en cambio lo femenino siempre esté mal portado o sea feo. No te dejes, no es cierto y es injusto.

Date tu lugar porque lo mereces como ser humano, y además porque puedes, porque eres amada, adorada y estas desaprovechando una oportunidad preciosa. No se trata exactamente de cumplir con las expectativas del otro para darle gusto, sino de completar tu cuerpo y tu persona para que lo habites con orgullo, sin vergüenza alguna, porque existir es un privilegio y es como para cantarle a la vida. Después de esto, lo demás va sólo. Pero hazlo cuanto antes. La tarea de aprender a vivir nunca termina, es continua, y casarse no es una meta sino el inicio de una andadura ¡Manos a la obra!.
Fuente: Revista Desnudarse de la Dra. Anabel Ochoa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Powered By Blogger