Mentiras sobre tu cuerpo: Masturbación.
El tema de la masturbación, es un tormento en nuestra
cultura. Por mucho que echemos los calzones al aire y busquemos condones de
colores, sin embargo “manuela” sigue siendo una compañera vergonzosa a la que
se atribuyen culpas y poderes mágicos por no “dejarse ahí”. Mentiras y más
mentiras de las malas consecuencias de tocarse: Calvicie, ceguera, enanismo,
acné, parálisis, locura, descalsificación, debilidad de carácter, impotencia,
eyaculación precoz, reuma, conductas anormales, pelos en la mano, y hasta la
muerte en un momento dado. Como si nuestro cuerpo fuera una bomba de relojería
que puede explorar si manipulas los cables. Toda esa idiotez peliculera merece
aclarar las cosas para que seamos más sensatos. El miedo ignorante no conduce a
nada más que a neurosis gratuitas. Mejor ocupar el tiempo en cultivar lo
responsable en la sexualidad de pareja, que es la que verdaderamente tiene
consecuencias de enfermedad, embarazo no deseado y muerte, ahora sí.
¿Qué es masturbarse?
Simplemente acariciarse el propio cuerpo para darse placer
sexual. Si fuera rascarse la cabeza sería “hacerse piojito”, pero esta vez nos
ponemos solemnes porque tocas los genitales, como si no fueran los tuyos, como
si tuvieras que pedir permiso. El hombre normalmente sacudiendo su pene, y es muy raro encontrar a un varón
adulto que no lo haya hecho nunca; más allá de otros recursos sofisticados que
describimos más adelante, la manera clásica y barata es en el baño con una
revista caliente o con videos.
La mujer lo hace de diversas maneras, frotándose la vulva,
introduciéndose los dedos y objetos en la vagina, presionando los muslos
rítmicamente, frotándose los senos, etc, etc,. Menos mujeres que hombres lo ha
practicado – o por lo menos lo niegan – por la misógina incultura sexual.
Pero la palabrita tiene sus bemoles ya prohibitivos.
Masturbación viene de manus = mano + stupreare – profanar, corromper; de modo
que vendría a significar algo así como deshonrar manualmente, más-turbación sin
duda. Este término no ha evolucionado a la luz de los conocimientos científicos
como debe de hacerlo cualquier palabra que se precie, y describe más un
pensamiento mágico que una realidad en nuestros días. Antiguamente se pensaba
que los espermatozoides del hombre contenían hijos completitos, y que la mujer
era exclusivamente un horno que los cocía –como bolillos – para engordarlos y
hacerlos nacer nueve meses después. Bajo esta idea peregrina, el hecho de
masturbarse hacia clamar a los tontos sabios: ¡Cuántos hijos muertos en el
pañuelo!. Todo un crimen. Se trataba de algo parecido a una especie de aborto
viril regando por ahí fetitos enanos mediante una “manuela”. Pero no son así
las cosas, por tanto, no se pueden juzgar así las cosas.
Los nombres de manuela
Ortodoxamente a la práctica de la masturbación se le llama
onanismo, otro error histórico de la ignorancia de nuestros ancestros. El
hombre viene de Onán, un personaje bíblico (Génesis 38:8-10). Onán fue obligado
a casarse con la viuda de su hermano mayor al morir éste, tal y como lo
estipulaba la tradición judía, para que la joven y los huérfanos siguieran
quedando dentro de la familia. Pero el astuto Onán no quería embarazarla porque
de momento él era el único heredero de la riqueza paterna. De modo que cuando
tenía sexo con la joven, eyaculaba fuera. Cuenta la historia que una noche en
que Onán estaba “apeando en marcha”, una voz del cielo le habló acusándolo de
estar desperdiciando el elixir de la vida y que por lo tanto sería castigado.
Como podrán concluir queridos lectores, el onanismo no es precisamente la
masturbación sino el coito interrumpido, y así seguimos sin aclarar las coas de
una vez más confusos.
De manera fina también se dice a la masturbación: Vicio
solitario, placer solitario. Placer solitario, práctica solitaria, autoestimulación,
manustupración, ipsación, etcétera. Muchos más cercanos y jocosos son errores
de nombres que te damos popularmente, por lo menos son metáforas y no mienten.
Desde luego manuela por su relación con la mano. En México se dice “chaqueta”
[“puñeta”], razón por la que a la prenda de vestir le llaman preferentemente
“saco” [“Chamarra”] para evitar malentendidos. Hay quienes van aún más lejos y
hablan de : “retorcerle el pescuezo al ganso, darle al manubrio, jalársela,
pelársela, pelar la banana, hacerse una puñeta, hablar con el chiquito, hacer
un solitario”, etcétera, etcétera. En España te dicen “pera” (hacerse una pera)
o “paja” (Hacerse una paja”), y a cambio nunca habrá confusión al hablar de la
chaqueta, de modo que no te asustes si el sastre te promete hacerte una a la
medida; lo mismo con la “puñeta”, ya que en España es frecuente que te digan
“vete hacer puñetas” sin implicación sexual, ya que significa: Vete de aquí,
déjame en paz.
Mujeres más turbadas
Hay mujeres que nunca se masturbarán porque les cortaron el
clítoris a los siete añitos para que no sintieran nada, y esto sucede en muchas
zonas de Africa actualmente, les ocurre nada menos que a seis mil diariamente
en el mundo. Hay otras que tampoco lo harán porque la educación se encargó de
castrarlas mentalmente y ni siquiera saben lo que esconden entre las piernas.
De modo que, mientras medio mundo femenino no se encuentra el clítoris, al otro
medio se lo quitan para –Ahora si- jamás se lo encuentren. Sin embargo la
masturbación femenina es mucho más fácil que la masculina. Sus orgasmos pueden
ser provocados directamente acariciando el clítoris, sin necesidad de
penetración vaginal alguna. Teniendo en cuenta que el clítoris está fuera de la
vagina, y que además no eyacula, el frotagge puede realizarse en cualquier
lugar y situación social, incluso con la ropa puesta sin la más dilación que un
tremendo suspiro.
Pero en definitiva las mujeres se masturban mucho menos que
los hombres. Y es que el varón, desde chiquito, toca su pene cada vez que
orina, se acostumbra a tenerlo entre sus manos y averigua casi automáticamente
las sensaciones placenteras de la manipulación, especialmente cuando lo
descubre erecto e inocente intenta bajarlo. La mujer en cambio no toca sus
genitales cotidianamente ni para hacer sus necesidades fisiológicas (a lo más
con la secadita de papel), ni tiene erecciones como reto anatómico
(imperceptible las del clítoris). Para colmo ni siquiera puede ver su vulva
para hacerlo precisa – y debería- abrir
las piernas frente a un espejo. Todo ello son disuasores de onanismo femenil
empecinado. No obstante, una vez descubierta la autoprocuración de orgasmos,
entonces si se practica con frecuencia, pero ellas callarán avergonzadas al
respecto.
La mayor parte de las veces la masturbación va a ser clitoridiana.
Bastará para ello el frotamiento con la mano, una almohada, el chorrito caliente de la regadera, o el bídet de las europeas (de lo mejor), sólo capaz
de competir con el efecto cepillo de dientes eléctrico sobre la vulva preferido
por las gringas. Para la masturbación vaginal pocas son las que utilizan penes
de sex-shop. La mayoría parecen recurrir a los simulacros caseros del pene:
Pepinos, zanahorias, frascos cilíndricos de cosmética, etcétera, o simplemente
los dedos introducidos en la vagina. Ojo con estos casos a la higiene porque
además de la suciedad habitual se añade el peligro de pesticidas, conservantes,
restos de tierra o detritus que pueden causar graves infecciones.
En pareja
Se dice en general que la masturbación es un consuelo para
los jovencitos, ya que el cuerpo urge
sexualmente mucho antes de que uno tenga cómo, dónde y con quién establecer una
relación sexual a dos, sobre todo mucho
antes de que la persona esté madura cómo para ser responsable de este encuentro
y sus posibles consecuencias.
También se sabe que es práctica de los solitarios sin
pareja, por jóvenes, por viejos o por tantas cosas de la vida. Pero lo que rara
vez se comenta es que la masturbación es también una práctica frecuente y útil
en la sexualidad de pareja, tanto hombre-mujer, como en los homosexuales gays y
lesbianas. En todos los casos, nos siempre las dos personas la misma apetencia,
y hacerle un “trabajito” al otro (ya sea manual, oral o con juguetes) se puede
convertir en un regalo erótico entre los amantes. También mutuamente como variante al coito penetrador,
o incluso en el coito tradicional como parte de las caricias previas. Masturbar
a la mujer antes de penetrar y así propiciarla un orgasmo, permitirá al hombre
dejar de obsesionarse con su rapidez prematura sin darle tiempo a ella.
Masturbar al hombre en los preliminares, permitirá también muchas veces lograr
luego una segunda excitación con un coito más duradero que la urgencia del
primero. A este nivel conviene recordar particularmente que las caricias
íntimas hechas a otro cuerpo sin conllevan riesgo de contagio. Para el “sexo
oral habrá que utilizar condón para el pene, y protección plástica (tip: Plasti
Pack o escudo de dentista) para la vagina.
En las manos habrá que tener cuidado si te muerdes las uñas
o sufres de padrastros o heriditas, sirven los guantes de cirujano que hay en
farmacia o los dediles para cada dedo. Los juguetes son personales, no se
prestan ni se comparten fuera de la pareja, hay que lavarlos cuidadosamente,
desinfectarlos, e incluso lo mejor es protegerlos con condón si su forma lo
permite, uno para cada ocasión y de esta manera estarán higiénicos.
Juguetes sexuales
La ingeniería erótica ha sido capaz de diseñar todo lo
imaginable e inimaginable para darse
placer. Para hombres existen desde las burdas vaginas de látex, peludas y con
mecanismo vibrador, hasta las muñecas hinchables con cara de idiota, aunque
últimamente las hay con expresiones más naturales pero cuestan una fortuna.
También para ellos existen las bombas de vacío para el pene, que succionan
hasta el orgasmo. Hay dildos y vibradores anales, dilatadores del esfínter,
anillos para el pene, collares de perlas (como un rosario de botas) para el
recto, y mil y un artilugios más encaminados a hacer cosquillitas o verdaderos pellizcos
usados por los más rudos. Para las mujeres, además de los consoladores juguetes
en forma de pene, con o sin mecanismo, existen otras curiosas variantes del
placer femenino. Hay juguetes mucho más perfectos que son estimuladores
directos del clítoris , con o sin pene agregado, y sirven para llevar puestos
en cualquier momento. Quizá lo más ingeniosos desde el principio de los siglos
son las “bolas chinas”, dos canicas imantadas que tienen en su interior un
contrapeso de manera que una genera el movimiento de la otra y viceversa, sin
pilas ni mecanismo: Estas bolas introducidas dentro de la vagina pueden llevar
a la mujer a un clímax tras otro. No en vano las utilizaban para gozar a solas
las geishas después de atender a sus clientes. Lo más novedoso de toda la
juguetería son loas masturbadores mutuos a pilas que constan de dos piezas
interconectadas, un mecanismo para el pene y el otro para el clítoris y vagina,
cada uno con su manado a distancia para cambiar de velocidades; el chiste está
en que el control de uno mueve el mecanismo del compañero en vez del propio y
viceversa, de modo que se puede jugar a dar placer a la pareja, o también
chistosamente a detenerlo cuando más animado se encuentre.
Lo positivo de tocarse
Desde luego aliviar la tensión sexual. Hay que considerar
que el mundo en que vivimos no funciona con normas de mundos pasados en cuanto
a sexualidad se refiere. No hace tanto tiempo, el despertar sexual coincida
directamente con el matrimonio. Hombres y mujeres pasaban de inmediato de ser
niños y niñas a ser marido y mujer, de un día para otro, cambiando la infancia
y el juego por un bebé de carne y hueso. Los padres pactaban las bodas, y a la
primera menstruación de ella o el primer sueño húmedo del chiquillo, ya les
buscaban la pareja y los ponían a tener hijos. Todavía en Chiapas México, se
obliga al muchacho a fundar una nueva familia en cuanto cumple los trece años.
Pero hay un lujo de las sociedades modernas llamado adolescencia, el tiempo de
caminar hacia la madurez, de pensarse las cosas, estudiar, formarse y hacer una
pareja ideal por elección propia y no impuesta por intereses económicos de
los padres. Hoy en día, desde que
sientes la urgencia de la hormona sexual en el cuerpo hasta formar la familia
pueden pasar fácilmente diez años. En ellos la masturbación es mucha mejor
solución que desde luego la violación o la represión enfermiza que vuelve loco
al sujeto.
Pero además se ha comprobado que las masturbación es una
manera de conocer tu propio cuerpo, de aprender sus zonas de placer, sus
ritmos, sus mecanismos, de educarte en el sexo para ir más preparado cuando te
encuentres en la relación con el otro o la otra. Para las mujeres desde luego
es un libro abierto, necesario en nuestra educación machista porque te permite
aprender a conseguir el orgasmo. Para los hombres sirve de entrenamiento para
aprender a controlar la eyaculación precoz: Estimulando, deteniendo
progresivamente hasta educar el impulso. Todos los sexólogos modernos coinciden
en que esta práctica permite al sujeto autorregularse para que no llegue al
encuentro sexual como una bestia indómita.
Lo que no cabe duda es que la masturbación es sexo seguro
cara a las enfermedades de transmisión sexual y al SIDA (salvo que hagas
marranadas faltas de higiene con objetos o manos sucias). Tampoco embaraza por
mucho que te empeñes, ya que ni siquiera la clonación de la oveja Dolly se hizo
de esta manera consigo misma. Finalmente, sobre todo no estás dañando a alguien
si es que no estás preparado para el encuentro sano con otra persona.
Lo negativo de solo tocarse
Los problemas que
pueden derivar de la masturbación son, como en toda conducta humana,
solo derivados del exceso. Al igual que comer a toda hora, beber sin límites o
ver televisión día y noche, pues de las misma manera masturbarse como
changuitos nos habla en todo caso de un problema neurótico de conducta, de un
conflicto de personalidad precio ( no consecuencia de la masturbación sino al
contrario, causa de la masturbación obsesiva). En algunas ocasiones detecta un
problema de inseguridad, de falta de autoestima, de pánico a relaciones con los
otros y terror a ser rechazado. Aquí habría que observar el tiempo que ocupa en
nuestra vida la masturbación. Es decir, si darle placer sexual es una obsesión
que impide atender otras tareas habituales, entonces estamos en problemas:
Comer, estudiar, trabajar, divertirse, relación social, etc.
La masturbación en sí misma como consuelo no tiene nada de
dañino, pero sin duda es una forma de sexualidad simple, frente a la maravilla
de la relación sexual con otra persona. Por mucho que insistas en el placer
solitario, tu mano nunca te aportará nada más allá del gesto, que nunca te
amará ni hará que te sientas amado, no logrará que te sientas mejor persona,
especial, únic@, no estarás dando placer a otr@ ni jamás recibirás caricias de
alguien que no seas tú mismo. No olvides que la sexualidad y el erotismo humano
son de carácter imaginario, que no sólo se trata de frotarse los cuerpos para
lograr un orgasmo sino que se sueña una fusión con el otro, y ésa si que con
manuela no trasciende demasiado.
Sin duda la educación sexual, clara y completa desde la
infancia propicia menos obsesiones a este nivel porque encauza esta energía
hacia tareas de recompensa emocional. Curiosamente, la masturbación obsesiva es
mucho más frecuente en las personas que han sido educadas en ambientes
represivos que en los liberales. Si sientes que tienes un problema de conducta
compulsiva de este tipo, desde luego no te quedarás ciego ni calvo, pero sería
bueno consultar desde ahora mismo con un psicólogo para equilibrar tu
personalidad total, no tu bragueta.
NOTAS ADICIONALES: La cita bíblica RV de Gen. 38;8-10 dice "8 Entonces Judá dijo á Onán: Entra á la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y suscita simiente á tu hermano. 9 Y sabiendo Onán que la simiente no había de ser suya, sucedía que cuando entraba á la mujer de su hermano vertía en tierra, por no dar simiente á su hermano. 10 Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y también quitó á él la vida."
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