Por la Dra. Anabel Ochoa
El sexo es una función natural, enriquecida por lo humano, maravillosa y
feliz. Como todo lo que nos pertenece precisa conocimiento, cultura,
información completa y veraz, control del quehacer y las consecuencias. Lo que
no puedes preguntar a alguien en términos absolutos es si lo que hace es bueno
o es malo.
El bien y el mal son una ética que debes establecer por ti mismo. En
términos humanistas te diré que es bueno ser libre, ser feliz, sentir y dar
placer; que es lo malo, es hacer daño, abusar de otros, utilizarlos, generar
daños, sufrir y hacer sufrir. Pero las morales bajo las que vivimos los humanos
no sólo son laicas sino que también existen en las culturas normativas y
códigos religiosos para vivir. Tal vez te convenga saber que la masturbación no
te deja ciego, pero quizás tu religión te prohíbe masturbarte: Concilia ambas
cosas.
Es necesario que conozcas los sistemas anticonceptivos, pero quizás tu
religión te prohíbe usarlos. Una de dos: o dejas de fornicar a pierna suelta o
cambias de religión. La sexología te puede ayudar con información científica,
pero tus códigos religiosos resueltos resuélvelos con tu congregación, y sobre
todo tu ética personal diséñala tú mismo. Nadie te puede decidir el bien o el
mal si tú no lo pensaste antes. Todo puede ser relativo según los valores que
manejes, algunos son universales, pero la mayoría son personales y culturales.
FUENTE: Revista Desnudarse de la Dra. Anabel Ochoa.
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